miércoles, 3 de diciembre de 2008

Mariano Gavín Suñén, El Bandido Cucaracha


Mariano Gavín Suñén, apodado El Cucaracha (Alcubierre, 1838 - Lanaja, 28 de febrero de 1875) fue el bandolero aragonés más famoso. Actuó en los Monegros durante la segunda mitad del siglo XIX.
Hijo de Manuel Nicolas Gavín Ariño y de Ignacia Suñén. A la muerte de Ignacia, el padre se volverá a casar con Joaquina Campo, con la que tendría un hijo, llamado Mariano Gavín Campo. Creció en Alcubierre, en los Monegros, zona extremadamente árida y que en el siglo XIX era muy pobre. Se casó el 26 de marzo de 1861 con Jobita Amador.
Es realmente poco lo que se sabe con certeza de este personaje. Para algunos es el Robin Hood aragonés, que robaba a los ricos para dárselo a los pobres, para otros no era más que un asaltacaminos y extorsionador. Al igual que otros bandoleros de la época, se dedicaba al asalto, robo, extorsión y secuestro. Su fama la consiguió por escapar durante muchos años a la persecución de la Guardia Civil, llegándose a acuñar la expresión “ser más vivo que Cucaracha”.
Murió en una emboscada que realizó la Guardia Civil el 28 de febrero de 1875 cerca de Lanaja. Los guardias lo rodearon en un paridera y dispararon hasta acabar con él y su banda. Murieron además del Cucaracha, el Cerrudo, el Herrero de Osso, el Molinero de Belver y el Guarnicionero de Alcolea (Antonio Lampériz, José Berna, Melchor Colomer y José Solanilla). En el bolsillo del Cucaracha encontraron una carta pidiendo al rey el indulto. El cuerpo fue llevado a Lanaja dónde fue expuesto para público escarmiento.
Se ha escrito un cómic con el nombre El bandido Cucaracha.
La leyenda:
Existen varias leyendas en torno al personaje, en las que se ejemplifica su ayuda a los pobres.
En La Puebla cuentan que el Cucaracha mató las dos viejas y flacas mulas del tío Ramulla y luego le dio dinero para que comprara otras. Más tarde volvió a comprobar que las había comprado, se dirigió al tratante de mulas y le robo el dinero que el tío Ramulla había pagado por las mulas.
Otra de Castejón cuenta que al preguntarle a un niño si llevaba dinero, éste le contestó que la madre sólo le daba tres pesetas porque el Cucaracha se las robaría si llevaba más. El Cucaracha le dio dinero y le respondió: Dile a la puta de tu madre que Cucaracha no roba a los pobres.
Su muerte también está envuelta en leyendas que dicen que el farmacéutico lo envenenó o que secuaces de la Guardia Civil añadieron algo al vino de la banda y que fue eso lo que permitió que lo emboscaran.

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