miércoles, 3 de diciembre de 2008

Audrey Hepburn



Audrey Hepburn nació un 4 de mayo de 1929 en la ciudad Belga de Bruselas, descendiente de una familia de la aristocracia de Holanda, los Van Haemstra. Su abuelo era un barón muy próximo a la Corte. Su padre fue un banquero llamado Joseph Víctor Henry Ruston y su madre una aristócrata de origen holandés. Su nombre, con el que fue bautizada, era Edda kathleen Van Heemstra Hepburn - Ruston.
Antes de los 10 años vivió en Holanda hasta que sus padres se separaron en 1939 y se fueron a vivir a Londres. Allí comenzó a estudiar danza y arte dramático en la Marie Rambert School. En esos años la vida se hacía muy difícil por la segunda guerra mundial que se aproximaba, y viajó a Holanda y después a Inglaterra, donde empezó a incursionar como una pequeña modelo.
La guerra terminó con su triste infancia. Uno de sus hermanos fue llevado a un campo de concentración. El otro se perdió en los ataques de resistencia. Un tío y un primo fueron fusilados.
Audrey Hepburn
Años más tarde se dedicó a realizar pequeños roles en diversas películas y trabajar de corista en algunos teatros. En 1952 el director William Wyler le ofreció protagonizar una comedia muy buena, Vacaciones en Roma. A partir de ahí su vida cambió: había nacido una nueva estrella del cine. Obtuvo su primer premio, el Oscar a la mejor actriz. Luego hace su primer éxito protagónico en La princesa que quería vivir, de 1953, que supo cointerpretar con Gregory Peck, ambos dirigidos por William Wyler.
A partir de ese maravilloso período comienza a filmar sin parar y a extender su larga trayectoria con varias películas imposibles de olvidar como Desayuno con diamantes (1961) o Sola en la oscuridad (1967), incursionando en un papel más dramático en Historia de una monja (1959), y volviendo a la comedia en Sabrina (1954). Estas cuatro películas estuvieron nominadas al Oscar como mejor actriz. A fines del 50, exactamente en 1958, obtuvo el premio a mejor actriz en el festival de San Sebastián y el Bafta Británico en la misma categoría por Historia de una monja, y más tarde repite este galardón con la película Charada (1963).
En Hollywood conoce a un actor en la cima: Mel Ferrer, en 1954. Finalmente se casa con Ferrer el 25 de septiembre del mismo año y viven diez años juntos. Nace Sean, un 17 de julio de 1960. Su matrimonio se ve consternado ante la pérdida de sus cinco embarazos y en noviembre de 1968 se divorcian.
En enero de 1969, insiste con la idea de casarse nuevamente, y esta vez su compañero es un psiquiatra italiano, Andrea Dotti, del cual nace su hijo Luca Andrea, el 8 de febrero de 1970. Pero pronto le llegarían problemas a Audrey, porque tuvo que soportar las inevitables infidelidades en su vida conyugal y esto llevaría a un irremediable divorcio, en 1976.
Luego se retira del cine para ocuparse de su dos hijos durante algunos años, regresando con la historia final de Robin Hood, en Robin y Marian (1976), un film dirigido por Richard Lester. Pero ella necesitaba encontrar su lugar en el mundo y lo encuentra refugiándose en su casa de campo. Lejos del ruido de la ciudad, compra una propiedad de 30 años antigüedad en Suiza, en un pueblo de medio millar de habitantes: Tolochenaz -sur Morges.
Audrey Hepburn con Cary Grant
Decide alejarse un poco del cine, pero igualmente frecuenta los sets de filmación en donde conocerá a su último amor, el actor holandés Bob Wolders. Su único fiel amor, según Audrey declaraba a la prensa: "Él me hizo vivir de nuevo, darme cuenta que no todo se había terminado para mí". Y sigue filmando otras películas. En 1979 filma, en Nueva York, Lazos de Sangre, con Omar Sharif y Ben Gazzara.



En 1988 fue nombrada embajadora de UNICEF y su solidaridad humanitaria por los niños pobres marcó sus últimos días de su vida. Los viajes a Sudán, El Salvador, Guatemala, Honduras y Vietnam fueron ocupando una larguísima agenda donde siempre faltaban horas. Viajó a Somalia poco antes de que se le declarara la enfermedad terminal, el cáncer de colón, que la hizo abandonar toda su generosa actividad.
Wolders, con sus dos hijos Sean y Luca, junto a sus ex-maridos, estuvieron acompañando el funeral en ese pueblito de Suiza donde ella había decidido vivir, un día frío y gris, un 24 de enero de 1993. Sus cinco hombres estuvieron juntos en el cementerio.
Hoy, Audrey nos dejó la imagen más hermosa de todos los tiempos. Su personalidad y su estilo fueron dignos de una moda inolvidable, inmortalizada en el tiempo. Su sonrisa fue la forma en que las chicas de la época debían sonreír; su figura esbelta y tenue, era la silueta que todas las muchachas debían tener.
Su última actuación fue con el rey Midas de Hollywood, Steven Spielberg, en Always (1989), donde su sola presencia hace eterna referencia a la frase inscripta en su funeral: "Si en el cielo existen los ángeles, estoy convencido de que deben tener los ojos, las manos, el rostro y la voz de Audrey Hepbrun".
En 1993, meses después de su muerte, la academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood le concedió un Oscar Humanitario Jean Hersholt por su labor como embajadora permanente en UNICEF.
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Mariano Gavín Suñén, El Bandido Cucaracha


Mariano Gavín Suñén, apodado El Cucaracha (Alcubierre, 1838 - Lanaja, 28 de febrero de 1875) fue el bandolero aragonés más famoso. Actuó en los Monegros durante la segunda mitad del siglo XIX.
Hijo de Manuel Nicolas Gavín Ariño y de Ignacia Suñén. A la muerte de Ignacia, el padre se volverá a casar con Joaquina Campo, con la que tendría un hijo, llamado Mariano Gavín Campo. Creció en Alcubierre, en los Monegros, zona extremadamente árida y que en el siglo XIX era muy pobre. Se casó el 26 de marzo de 1861 con Jobita Amador.
Es realmente poco lo que se sabe con certeza de este personaje. Para algunos es el Robin Hood aragonés, que robaba a los ricos para dárselo a los pobres, para otros no era más que un asaltacaminos y extorsionador. Al igual que otros bandoleros de la época, se dedicaba al asalto, robo, extorsión y secuestro. Su fama la consiguió por escapar durante muchos años a la persecución de la Guardia Civil, llegándose a acuñar la expresión “ser más vivo que Cucaracha”.
Murió en una emboscada que realizó la Guardia Civil el 28 de febrero de 1875 cerca de Lanaja. Los guardias lo rodearon en un paridera y dispararon hasta acabar con él y su banda. Murieron además del Cucaracha, el Cerrudo, el Herrero de Osso, el Molinero de Belver y el Guarnicionero de Alcolea (Antonio Lampériz, José Berna, Melchor Colomer y José Solanilla). En el bolsillo del Cucaracha encontraron una carta pidiendo al rey el indulto. El cuerpo fue llevado a Lanaja dónde fue expuesto para público escarmiento.
Se ha escrito un cómic con el nombre El bandido Cucaracha.
La leyenda:
Existen varias leyendas en torno al personaje, en las que se ejemplifica su ayuda a los pobres.
En La Puebla cuentan que el Cucaracha mató las dos viejas y flacas mulas del tío Ramulla y luego le dio dinero para que comprara otras. Más tarde volvió a comprobar que las había comprado, se dirigió al tratante de mulas y le robo el dinero que el tío Ramulla había pagado por las mulas.
Otra de Castejón cuenta que al preguntarle a un niño si llevaba dinero, éste le contestó que la madre sólo le daba tres pesetas porque el Cucaracha se las robaría si llevaba más. El Cucaracha le dio dinero y le respondió: Dile a la puta de tu madre que Cucaracha no roba a los pobres.
Su muerte también está envuelta en leyendas que dicen que el farmacéutico lo envenenó o que secuaces de la Guardia Civil añadieron algo al vino de la banda y que fue eso lo que permitió que lo emboscaran.

Madre Teresa de Calcuta



(Agnes Gonxha Bojaxhiu; Skopje, actual Macedonia, 1910 - Calcuta, 1997) Religiosa albanesa, nacionalizada india. Nacida en el seno de una familia católica albanesa, la profunda religiosidad de su madre despertó en ella su vocación de misionera a los doce años. Siendo aún una niña, ingresó en la Congregación Mariana de las Hijas de María, donde inició su actividad de asistencia a los más necesitados.
La Madre Teresa de Calcuta
A los dieciocho años abandonó para siempre su ciudad natal y viajó hasta Dublín para profesar en la Congregación de Nuestra Señora de Loreto. Como quería ser misionera en la India, embarcó hacia Bengala, donde cursó estudios de magisterio y eligió el nombre de Teresa para profesar. Ejerció como maestra en la St. Mary's High School de Calcuta hasta 1948, año en que obtuvo la autorización de Roma para dedicarse al apostolado en favor de los pobres.
En 1950 la Madre Teresa de Calcuta fundó la Congregación de las Misioneras de la Caridad, aprobada en 1965 por Pablo VI. Las integrantes de esta congregación, que debían sumar a los votos tradicionales el de la dedicación a los «más pobres de entre los pobres», lograron una rápida implantación en la India y en otros casi cien países del mundo; por su parte, la fundadora se movilizó contra el aborto y la eutanasia, en consonancia con la doctrina pontificia de Juan Pablo II.




En 1972 la Madre Teresa de Calcuta recibió el Premio de la Fundación Kennedy, y en 1979, el Premio Nobel de la Paz, cuya dotación económica donó a los pobres. En 1986 recibió la visita de Juan Pablo II en la Nirmal Hidray o Casa del Corazón Puro, fundada por ella y más conocida en Calcuta como la Casa del Moribundo. Tras superar numerosos quebrantos de salud, falleció el 5 de septiembre de 1997 víctima de un paro cardíaco. Miles de personas de todo el mundo se congregaron en la India para despedir a la Santa de las Cloacas. Fue beatificada en 2003 por Juan Pablo II.

Francisco Goya



Francisco Goya, quien se considera ser “El Padre del Arte Moderno”, empiezó su carrera como artista inmediatemente después del periódo “Baroque”. Al expresar francamente sus pensamientos y creéncias, como fué su costumbre, llegó ser el pionero de las tendencias nuevas que llegaron a su culminación en el siglo 19. Dos factores importantes, que dieron la impresion de ser contradictorias pero que no fueron, dominaron su arte. Juntos, representaron la reacción contra concepciones previas del arte y el deseo de encontrar una forma nueva de expresión. Para entender el alcance del arte de Goya, y para apreciar los princípios que governaron su desarollo y su tremenda versatilidad, es impresendible entender que su labor cubrió un periódo de mas de 60 anos, porque continuó dibujar y pintar hasta la edad de 82.
La importancia de este factor es evidente cuando se compara su actitud hacía la vida en su juventud, cuando aceptó felízmente el mundo tal como era, durante sus años como adulto, cuando empiezó a criticarlo, y en su vejéz cuando llegó ser amargo y desilusionado con la gente y la sociedad. Además, el mundo cambió totalmente durante su vida. La sociedad, en la cual había alcanzado un éxito enorme, desapareció durante la guerra Nápoleonica. Mucho antes del fin del siglo 18, Goya ya había vuelto hacía sus ideales nuevas y las había expresado en su arte gráfica y sus nuevas pinturas.
Como artista, Goya fue por temperamento lejos de las obras clásicas. Solo en algunas de sus obras llegó cerca de un estilo clásico pero, en la gran mayoría de su trabajo, el estilo “Romántico” triumfó.
Nacido en Zaragoza, España, obtuvó empleo cuando era joven con el artista mediocre José Luzan, del cual aprendió dibujar y, como era de costumbre, hizó copias de las pinturas de varios maestros.
A la edad de 17, se fué a Madrid. Su estilo fue influenciado por dos artistas que trabajaron ahi. El último de los grandes artistas Venecianos — Tiépolo — y el artista neo-clásico, algo frio y eficiente, — Antonio Rafael Mengs. En el ano 1763, competió en la Académia Real de San Fernando pero, en ese año y tambien en el año 1766, fracasó. En 1770, se fué a Roma y sobrevivió de sus obras de arte.


Algunas pinturas de Goya son esta:

La familia de Carlos IV:





La gallinita ciega, por Goya:


Isabel II


Madrid, 10-X-1830-París, 9-IV-1904. Reina de España entre 1833 y 1868. Hija de Fernando VII y de María Cristina de Borbón Dos Sicilias, su cuarta esposa. Pudo acceder al trono gracias a que su padre abolió, mediante una pragmática sanción publicada el 29 de marzo de 1830, la ley sálica que había promulgado Felipe V y que impedía el acceso al trono a las mujeres siempre que hubiese un varón descendiente del rey en línea directa o colateral. Aunque Fernando VII revocó la pragmática sanción el 18 de octubre de 1832, pronto (el 31 de diciembre de ese mismo año) la restableció y así su hija Isabel fue jurada princesa de Asturias y heredera al trono español el 30 de junio de 1833. Esto provocó el enfrentamiento con quienes apoyaban al archiduque Carlos como sucesor al trono, comenzando las conocidas como "guerras carlistas". En 1833, cuando murió Fernando VII, Isabel contaba sólo con tres años de edad por lo que su madre, la reina Cristina, asumió la regencia. El 12 de octubre de 1840, tras una cadena de pronunciamientos liberales y varios gobiernos (hubo catorce presidentes de gobierno diferentes en siete años), la reina Cristina hubo de abdicar como regente y refugiarse en Francia. Las cortes concedieron la regencia entonces al General Espartero, pero la inestabilidad política continuó. Por ello se decidió declarar mayor de edad a la reina el 8 de noviembre de 1843, a pesar de aún no tener los catorce años, y dos días después juró la constitución. El primer gobierno estuvo presidido por el liberal Salustiano de Olózaga, pero diez días después de constituirse el presidente hubo de dimitir acusado de haber coaccionado a la reina para disolver las Cortes. Accedieron al poder entonces los conservadores, quienes ejercieron el gobierno durante diez años, conocidos como década moderada (1844-1854). Se procedió a una reforma fiscal que permitió incrementar los recursos del Estado, se fundó el Banco Nacional, se creó la Guardia Civil y se restringió el poder de las Cortes.




En 1846 contrajo matrimonio con su primo Francisco de Asís de Borbón, con quien tuvo nueve hijos de los que sobrevivieron: Alfonso (futuro Alfonso XII), Isabel, Pilar, Paz, y Eulalia. Las diferencias con su marido provocaron varias amonestaciones del papa Pío IX (1846-1878). En dos ocasiones la reina sufrió atentados de los que salió ilesa: la primera en 1847 y la segunda en 1852. El apoyo de la reina a los conservadores y el conocimiento de sus finanzas ilegales favorecieron el pronunciamiento del general O'Donnell el 28 de junio de 1854 y el 17 de julio, el jefe de gobierno aceptó la victoria de los revolucionarios. Éstos mantuvieron en el trono a Isabel II pero exigieron el destierro de la reina madre, redactaron una nueva constitución (que no llegó a entrar en vigor) e instauraron un gobierno progresista que duró dos años y durante el cual el ministro de Hacienda Pascual Madoz, llevó a cabo una importante desamortización civil. En los años siguientes España intervino en varios conflictos exteriores, como la guerra de Marruecos (1860), las intervenciones en Méjico (1861 y 1862) e Cochinchina (1859), la anexión de la república Dominicana (1861-1864) o la Guerra del Pacífico (1864-1866). Posteriormente a la crisis económica y a la merma de recursos que mantener estas guerras suponía, se sumó una época de reiteradas sequías, y a esto hay que añadir los cambios políticos que era exigidos por la nueva realidad social, fundamentalmente, por la importancia de la clase media y la clase obrera en la sociedad española. Sin embargo la respuesta del régimen fue unos gobiernos casi dictatoriales, como el de González Bravo que no hicieron sino provocar como reacción el estallido revolucionario de 1868. El triunfo de esta revolución tras la batalla de Alcolea (29 de septiembre de 1868) obligó a Isabel II a marchar al exilio y a abdicar, en 1870, a favor de su hijo Alfonso XII. Libre de las obligaciones de la corona pudo separarse de su esposo y no volver a intervenir en asuntos políticos. Instaló su residencia en París, donde murió el 9 de abril de 1904.

martes, 2 de diciembre de 2008

Juana I de Castilla, (Juana la loca)


Escudo de armas de Juana I de Castilla :


Juana I de Castilla (1479-1555), más conocida como Juana “la Loca” fue hija de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, y heredera de sus estados. Contrajo matrimonio en 1496 con el que sería su esposo hasta 1506, Felipe de Habsburgo, “el Hermoso”, al que popularmente se le ha atribuido ser el causante de la locura de la reina, por razón de sus continuas infidelidades matrimoniales. Anulada en el gobierno de su reino, primero por su esposo, luego por su padre, y finalmente por su propio hijo, la vida de Juana (larga para la época, nada menos que 76 años) transcurrió mayoritariamente en un encierro que sus seres más próximos apoyaron, lo que sin duda ahondó en su mal.
Juana nació en Toledo en 1479, tercera hija de los reyes Isabel y Fernando. Su educación fue esmerada y ella resultó una alumna aventajada, conocedora de varios idiomas (frencés, latín), usos religiosos, etiqueta cortesana e incluso recibió instrucción en las artes. Su educación, no obstante, no estuvo orientada a la de un heredero de la corona, lo que más adelante fue, porque nadie esperaba que sus hermanos murieran sucesivamente. Es por ello quizás que adolecía de una formación para gobernar.
Las urgencias diplomáticas de la época despejaron el camino para que Juana fuese casada por un príncipe extranjero, con el fin de entablar acuerdos diplomáticos con otras potencias. En la Europa de finales del siglo XV, Francia se había convertido en el reino preponderante del continente, y sus ambiciones sobre Italia asustaban a los reyes tanto de España como de Austria e Inglaterra, sin mencionar a los diversos condados y ducados italianos, al Papado y la República de Venecia. En víspera de la Santa Liga (1511), se estrechaban lazos entre las potencias antifrancesas, y España entabló matrimonio con Austria, siendo Juana la escogida para desposar con Felipe de Habsburgo, llamado “el Hermoso”. El matrimonio se celebró en 1496 en territorio de Flandes. El apasionado enamoramiento entre la infanta castellana (que aún no era heredera del reino de sus padres) y el príncipe austríaco se manifestó el mismo día de la boda, y a los pocos meses ella ya estaba encinta de su primera hija. Pero Felipe se reveló como un marido incorregible. Sus infidelidades fueron continuas, lo que supuso para Juana una turbación continua y unos ataques de celos que fueron dando con su juicio.
En los años inmediatamente posteriores, los hijos de los Reyes Católicos fueron muriendo, primero Juan (1497), después Isabel (1498) dando a luz a su hijo Miguel, heredero directo que también falleció (1500). Isabel la Católica no los sobreviviría por mucho, pues abandonó este mundo en 1504. A su muerte, Juana era la legítima heredera de Castilla, pues Fernando era rey de Aragón, y por tanto debía retirarse a sus estados (aunque no lo hizo, y siguió rigiendo en Castilla).
Juana había retornado a Castilla en 1503, y la separación de su marido había agravado su mal. Esto no impidió que Fernando la declarase heredera de Castilla, aunque manteniendo él el poder en la sombra. Esto irritó a Felipe el Hermoso, que viajó hasta España para forzar a Fernando a retirarse a Aragón, con la esperanza de poder convertirse en rey de Castilla. El arreglo al que llegaron fue la Concordia de Salamanca (1505) por la cual, Fernando, Juana y Felipe se repartían equitativamente el poder en Castilla. Pero la artificialidad de la propuesta no funcionó, y las malas relaciones entre Felipe y Fernando acabaron provocando la renuncia de Fernando (que volvió a Aragón) y la proclamación de Felipe I como rey de Castilla (1506). Sólo unos meses después, muere Felipe en extrañas circunstancias después de jugar un partido de pelota. Juana, que estaba totalmente enamorada de su marido, enloquece por completo, realizando acciones extrañas, como lo fue el traslado del féretro de su marido desde Burgos hasta Granada, arrastrando consigo a una inmensa comitiva.

Juana acompaña el cadaver de su esposo hasta Granada :



Declarada incapaz de gobernar, Fernando retorna a Castilla y en 1509 encierra a su hija en Tordesillas, ante la posibilidad de que pueda intentar formar un bando contra él. A la muerte de Fernando en 1516, el cardenal Cisneros se hace con el poder hasta la mayoría de edad del hijo mayor de Juana, Carlos de Gante. En 1520 es proclamado rey de España y se traslada a la península.
Carlos I estuvo interesado en mantener a su madre encerrada en Tordesillas, y así lo hizo. Durante la revuelta Comunera, las villas castellanas reveladas reconocieron a Juana como reina, pero ella nunca sostuvo hostilidades hacia su hijo, no tomando partido en la guerra (1520-1522). Hasta su matrimonio con Juan III de Portugal (1525), su hija Catalina la acompañó en Tordesillas, pero después su encierro fue solitario, acompañada de sirvientes que la menospreciaban (con conocimiento de Carlos), hasta su muerte en 1555.
Tuvo seis hijos: Leonor (1498-1558), Carlos (1500-1558), Isabel (1501-1526), Fernando (1503-1564), María (1505-1558) y Catalina (1507-1578).


Juana la loca :